Keith Hoffmeister | Escribador
15 de Febrero, 2021
El 4 de diciembre de 2020, Aung San Suu Kyi ganó las elecciones democráticas de Myanmar. Era una de las elecciones más libres y justas que el país ha visto en 25 años. Un reportero dijo que “Aung San Suu Kyi ganó aparentemente de manera muy clara.” Era una victoria para la gente de Myanmar y para la democracia. Kyi era un campeón de los derechos humanos y muy popular con la mayoría Buddhista en Myanmar. Sin embargo, los líderes militares de Myanmar no estaban de acuerdo. No tenían ninguna forma de evidencia para sus objeciones, pero acusaron al partido de Aung San Suu Kyi de fraude electoral. El 1 de Febrero, los militares de Myanmar ejecutaron un golpe de estado y arrestaron a Aung San Suu Kyi y otros líderes de su partido político, la Liga Nacional de la Democracia (LND).
Poco después del golpe, la comunidad internacional expresó sus opiniones sobre lo que pasó. Las Naciones Unidas condenó el ataque como un ataque contra la democracia. Además, el Presidente Biden y otros líderes alrededor del mundo pidieron con los militares que liberen a Aung San Suu Kyi y los otros líderes. La Unión Europeo ha dicho que va a implementar sanciones a los líderes del golpe. Además, los EEUU, Canadá, y el Reino Unido han implementado medidas punitivas en algunos generales por el “asesinato de manifestantes pacíficos por las fuerzas de seguridad.” Singapur, el inversor más grande de Myanmar, ha amenazado con consecuencias si no liberen a los prisioneros. Incluso grupos como Amnistía Internacional y el Observatorio de Derechos Humanos están pidiendo que los militares renuncien a su poder y restauren la democracia.
La reacción negativa al golpe también es evidente en la gente de Myanmar. Siguiendo el golpe, han habido muchas protestas en las calles de Myanmar. Los jóvenes han sido uno de los grupos peleando más por la democracia. Al principio, las protestas fueron tranquilas por la mayoría. Sin embargo, las protestas se han vuelto mucho más intensas con el tiempo. Esto ha resultado en una respuesta violenta de la policía. Han recurrido al uso de fuerza como cañones de agua, gases lacrimógenos y balas de goma contra las manifestantes. En Naypyidaw, la capital de Myanmar, han sido algunas de las escenas más violentas con cuatro heridos. Una de ellos es una mujer que está en condición crítica, pero dicen que va a fallecer. Esto se ha planteado la pregunta de si los derechos humanos de los manifestantes están siendo violados. Muchos dicen que su derecho de protestar si está bajo ataque.
El 19 de Febrero, este conflicto resultó en lo peor: la muerte de una joven de 20 años. La joven era una manifestante en las protestas y murió por una herida de bala. Esta situación se ha desarrollado demasiado, pero no hay señales de que vaya parar en el futuro pronto. Los militares han dicho que las protestantes podrían “sufrir la pérdida de la vida” si las protestas enfrentan a las fuerzas de seguridad. Sin embargo, las protestas están surgiendo incluso más que antes. Imágenes de fotógrafos muestran a decenas de miles de personas en las calles de muchas ciudades en Myanmar. El 19-20 de Febrero fue el fin de semana más violento desde cuando el golpe en el comienzo al principio de Febrero. En la ciudad de Mandalay, la policía abrió fuego a los manifestantes, matando por lo menos dos. Ahora, muchos están diciendo que el derecho a la seguridad de los manifestantes está bajo ataque.
Sobre todo, el golpe de estado militar no tuvo ninguna justificación basada en evidencia y los abusos de derechos humanos que han resultado de las protestas tampoco pueden ser justificados. Eventualmente, los militares deberían liberar a los líderes de la LND para que puedan restaurar la paz, democracia y seguridad de Myanmar.
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